domingo, 19 de diciembre de 2010


Ni mil cuchillos clavados por la espalda podrían hacer que sufriera tanto... Ni mil pellizcos en la cara, ni mi cuerpo entero ardiendo en llamas... Aunque me arranquen el cuero cabelludo de cuajo, no podrán hacerme sentir peor que en este preciso y angustioso momento... Ni siquiera morir de hambre podría resultarme más traumático. Ni colgándome de la cruz, clavándome clavos en mis manos, ni siquiera eso me asusta más de lo que estoy viviendo ahora...
Sé que ahora todo parece negro, tenebroso e imposible de superar, sé que de esta manera aprenderé a ser más fuerte y a no darlo todo por gente que no da ni un mísero suspiro por mí. Sé que la vida no es justa, pero que en momento indicado pone a cada uno en su lugar. Que la tormenta pasará, también lo sé, y que mientras salga el sol sabré darme cuenta de quién merece la pena y quién no.

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